Jardines del tiempo, tu nuevo poemario escrito en sonetos.
Me gusta la rima y su extraña alquimia de los números con las palabras. Escribí mi primer poemario en décimas y esto me dio confianza para probar a ascender cumbres mayores, como lo son los sonetos. Una forma que se ha utilizado desde hace siglos en tantos idiomas es porque tiene una fuerza especial. A mí, además, me sirve para disciplinarme como escritor y me obliga a decir lo que quiero decir en exactamente catorce versos.
Cuál es tu evolución de tu escritura poética desde el anterior, Décimas de Zamalek a Jardines del tiempo.
En Décimas de Zamalek había una indagación sobre Egipto pero también un territorio muy amplio en el entraban el amor, la amistad, el tiempo y la muerte. En Jardines del tiempo hay una fuente de inspiración principal que es la naturaleza y, en relación con ella, hay una indagación sobre nuestra relación con lo divino. Ahí aparece el destino, la fortuna y la providencia. Y el misterio que junta a los tres. Misterio que nunca está lejos del amor y de la muerte.
Si la poesía es intensidad, ritmo y voz. Qué es la Voz.
Para mí la voz es ese tono personal que hace que un poema tenga un estilo inconfundible. No creo que la originalidad sea el valor máximo en el arte pero incluso dentro de una misma tradición hay voces muy variadas que enriquecen al conjunto creando una impresión coral.
La poesía llena auditorios y hasta se paga entrada por escucharla. A qué crees que es debido.
Yo he visto en Cuba teatros llenos para escuchar a un poeta o a varios. Creo que en otros países latinoamericanos sucede otro tanto pero no me consta que sea el caso de España. Me parece que al otro lado del Atlántico la palabra está muy viva y la gente quiere conmoverse con ella y compartir ese momento emocionante, casi como si fuera una ceremonia religiosa. En España, en cambio, veo que la lectura poética es una actividad más privada, más íntima. Debo decir que me da envidia ese fervor del público latinoamericano.
Como poeta, cuál crees que es el principal inconveniente hoy en día, para la labor poética.
Las canciones atraen la atención de una inmensa mayoría de jóvenes que se saben de memoria las letras de sus temas favoritos. Esas letras son poéticas pero al público actual le cuesta leer poemas a palo seco, sin el acompañamiento de la música. Algunos poetas han buscado la conexión con ese público escribiendo letras para músicos de rock, como Luis Alberto de Cuenca con la Orquesta Mondragón y Loquillo. Y algunos cantantes les ponen música a poemas, como esa inolvidable versión de La plaza de José Bergamín por Enrique Morente.
Qué poetas consideras tus referencias.
Yo he sido muy lector de San Juan de la Cruz, que, por cierto, es el poeta español más leído en el mundo hasta Lorca. Y su obra ha sido una inspiración de no pocos sonetos de Jardines del tiempo. Pero desde hace años en mi mesilla de noche está la poesía completa de Borges y leo y releo sus sonetos con un enorme placer. Lo que no estoy tan seguro es de su influencia sobre mi escritura. En todo caso, siempre vuelvo a TS Elliott, a Jorge Guillén, a Eliseo Diego, a Sor Juana Inés de la Cruz, a Pessoa, a Quevedo, a Lope, a Octavio Paz y al Juan Ramón de Animal de fondo.
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